Después de más de veinticinco años, las personas que conviven en la barriada El Saladillo no son tontas y saben lo que se «cuece» en nuestras calles durante el periodo electoral.
Nos llenan de promesas electorales que después no se cumplen, nos enseñan los dientes con una sonrisa «profiden» y después de las elecciones no nos conocen, nos quieren invitar a una copa y después de las elecciones ni dan los buenos días.
Es una epidemia y siempre son los mismos…
Pero en esta ocasión, en estas elecciones ha aparecido un nueva especie, una nueva raza… los politiquillos de tres al cuarto. Nos lo podemos encontrar en la calle, en la tienda o en el ascensor, pero seguramente su «habitat» sea los bares aunque normalmente están detrás de la mata, esperando a quien clavar su aguijón con veneno, mejor dicho… con malaleche.
Los vecinos del Saladillo son sabios y no pueden caer en sus redes…
La entreplanta 